viernes, septiembre 20, 2002

La lluvia no usa pinceles
Oda levemente melancólica, opus te extraño

Llueve,
y las gotas cayendo
ensayan el boceto
de una noche muy triste,

no entiendo a la tristeza,
no se mezcla con las soledades
ni con los dolores
ni con las ausencias.

No entiendo la tristeza,
es simple: no la entiendo.

Te dibuja la lluvia.
Líneas ensortijadas
en el lienzo-cristal
de mi ventana.
Mi mano está caida
tocando el aire hueco
¡ay! ¿dónde estás?
¿dónde estás amor mío?
¿en qué gota te escondes
por qué me cubre el frío?

Nunca me sentí así,
debe ser esta vaga
sensación de naufragio
esta absurda necesidad
de que la lluvia
te dibuje a mi lado,
esta monocromía
que me hace ver tu rostro
sonriendo en mi ventana.

Y es que a veces el alma
no quiere conformarse
con lo mucho que tiene
y siempre pide más
siempre un poco más,
uno llama al dolor
convierte la sonrisa
en gesto taciturno,

brilla tanto la asusencia
que no puede apagarla
ni el recuerdo más grato.

Será una noche larga,
la lluvia pintará las calles y las casas,
vendrá la madrugada devorando las horas
y vos en tu ventana
igual que yo, esperando.

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