martes, enero 11, 2005

Palabras latiendo sin finales
Canto sexofónico sin atenuantes


detrás de la corchea
-atalaya letal de escarabajos desvalidos-
traza una mano sin crayón
sin creatinina
la línea fugaz del esplendor
la maravilla jónica
el bosque de las pléyades
los rasgos del enjambre
los eslabones que acrecientan las cadenas de la vida

que sí que no
para que entiendas los rayitos aterrizados
en el cristal
en el precipicio de la razón
donde sopla la risa
y canta
algo como sol
algo como pan
algo como agua tan fresca que atemoriza
las temperaturas los veranos la piel el aire los pulmones los rieles paralelos
los papeles quebrados
los amaneceres de esos cuando la piel de la luz se despereza con un millón de sueños por narrar

es que tengo estas palabras latiendo sin finales
o tal vez la eternidad derritiendo como una llamita tendida a tus pies cuando los ojos no saben otra cosa que ser ventanitas abiertas al misterio que inmortaliza cierto instante que no entrega su reino a los olvidos

semifusas enloqueciendo
las teclas divertidas del encanto
hay un espacio tan pequeño entre nosotros
que a veces me resulta imposible diferenciar tu sangre de mi sangre