lunes, abril 14, 2003

Digo

Digo:

que la madrugada
se estira en un sentido
inverso y parloteante.

Digo cosas como amor y sentimiento
y digo que la madrugada
se estira y tira de mis manos secas

hasta llevarme al recital de tu respiración
rítmica
             dormida
                   soñante
¿soñas en mi,
en mis alegorías
que aprisionan crustáceos
tratando de amaestrarlos?

Puedo verte,
puedo sentir tu pecho
y oler tu aroma plastificado de recuerdos

tu cuerpo eléctrico
tu susurro y tu éxtasis
tu boca tu mar tu continente
tu sabor a cosa hermosa
tus manos artesanas
tratando de descifrar
esos viejos misterios que a veces
me embrutecen.

Mujer dormida:
raiz cuadrada de mis ansias,
nena encerrada en esa geografía
que no me canso de explorar
¿cómo hago para que entiendas
que respiro de tu aire?
¿cómo hago para meterme
en el núcleo ígneo de tu miedo
a mis silencios?

Digo:

hay una sola manera
de conseguir la esencia primitiva
y es concatenando las lenguas
olvidando el vacío singular
y la pluralidad de las lágrimas.

Digo:

que lo único que prevalece,
el único elemento que persiste
ajeno a las tablas numerales
sin peso
sin medida
sin mitologías abstractas
sin etimologías desgastantes
sin velocidad
sin límites
ni bordes
ni sonido:

es esta sensación de identidad,
esta flagrante fundición de dos en uno
en la que estamos convertidos.

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