miércoles, octubre 09, 2002

Construyendo un puente indestructible
(Canción imprescindible para días insoportables)

Sabía de soles que no cantan,
amaneceres con niebla entre los ojos.
Caminos perdidos sin señales ciertas,
donde cada curva inevitablemente
regresaba al mismo punto.

Sabía de sensaciones agrias,
monstruos insaciables devorando las entrañas.
Miradas de alquitrán entorpeciendo la luz,
mostrando el inquietante sendero
que conduce al infierno.

Y sabía de un río de aguas negras
donde los demonios venían a desovar,
donde las esperanzas se ahogaban
sin pedir auxilio.

No pensaba en el río,
pensaba en la otra orilla.
Presentía, deseaba.
Necesitaba cruzar esas malditas aguas
aún cuando nada ni nadie
pudiera asegurarme lo que había
en el otro lado.

Entonces te encontré.
Estabas sentada en el borde
de una playa de arenas movedizas.
Tal vez llorabas, tal vez soñabas, pero nunca reías.
Igual que yo, mirando hacia la otra orilla.

Nuestros ojos se encontraron
en una mirada temblorosa,
sensación extraña y desconocida
mezcla de frío, de miedo y de deseo.
Nos dimos valor
con unas simples palabras que destrozaron el silencio.
Y bastó un pequeño gesto,
una afirmación que se adhirió a nuestras pieles
para que casi sin notarlo,
comenzáramos juntos a construir el puente.

Vencimos los temores iniciales,
nuestros pies vacilantes se hundieron en el barro,
pero una fuerza oculta y poderosa
nos permitió seguir caminando.
Estar juntos era la alegría,
el material con el que el puente
iba creciendo.

Allá abajo, nadando en las oscuras aguas
los demonios hambrientos acechaban,
sus mandíbulas crujientes presagiaban
calamidades y sufrimientos.
Pero nosotros ya conocíamos la risa
y nos reímos con ganas,
aprendimos que la risa destruye las maldades,
descubrimos que el simple hecho
de permitirnos ser felices
nos protegía del dolor,
nos aleja de las desesperanzas
y nos proporciona más material
para continuar con nuestro puente.

Así estamos ahora,
en algún lugar impreciso,
ya no es importante llegar a la otra orilla,
estamos aquí, construyendo el puente
con risas y caricias,
con besos y más risas,
gambeteando madrugadas
extendiendo despedidas
palpitando regresos,
exprimiendo las horas,
más caricias y besos,
juntos bajo el sol,
juntos en la tormenta,
juntos en la memoria,
juntos en el encuentro,
juntos haciendo un puente,

un puente indestructible
que tal vez no nos lleve
a destinos posibles,

estamos en la vida
riendo de la muerte.

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