Hasta las manos
Sonatina en Si Mayor
Cuando la vida me habia dicho
que la oportunidad estaba muerta,
que el cuarto de hora pasó
sin anunciarse,
cuando las espectativas marchitaban
los deseos
y la letal simetría del destino
me ponía la pata en la cabeza:
apareciste vos, encendiendo la noche
derribando los muros del destierro,
pateando las postales
de todas las miserias,
aplacando esa eterna
opresion en el pecho,
aligerando el aire
resolviendo misterios.
No sé en qué estaba pensando,
no sé, ni me interesa,
sólo sé que rompiste
el hechizo diabólico
que me ataba a perderme
los mejores momentos,
esa monocromía
de grises sin sustancia
por donde iba mi vida
dando tumbos errantes.
Entonces me encontré
(al que había perdido)
miré mis manos sucias
mis ropas destruidas
mis ojos apagados
mi piel deshabitada
y supe en ese instante
que aquel no era yo,
que era algo inventado.
Y la sangre fluyó
llenando las arterias;
el cuarto de cerebro
que me habían dejado
arrancó los motores,
mis manos se limpiaron.
Y cuando me miraste
de golpe te metiste
en la prisión de mi alma
mostrándome las llaves
de todos los candados,
abriste una_a_una
las puertas de la cárcel
para dejarme libre,
feliz y enamorado.
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