No se trata de ninguna otra cosa
(Concertino para heladeras tristes)
Decías palabras de agua
escurriendo pensamientos,
las sombras jugueteaban
colgando de ventanas viejas.
Buenos Aires dormitaba de recuerdos.
La Plaza de Mayo soportaba otra vez
las botas del silencio
y a mi figura solitaria
le faltaban tus besos.
La ciudad era un collage
brutal de sentimientos.
Su pesadez de grises,
sus apuros inciertos,
su cadencia de tangos,
su nostalgia prendida
en esquinas voraces.
Y yo en la vorágine,
colgado de un teléfono
haciendo malabares
para escaparle al tiempo
te vislumbré riendo
dibujando mil sueños,
pintando salamandras
inventando otras letras.
Y fui casi feliz,
a pesar del paisaje.
Pero algo me pesaba,
no sé si era la ausencia
o no ser quien debiera,
no sé si era la hora, el día o la promesa,
o tal vez sólo era
que a mi piel solitaria
le faltaban tus besos.
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