lunes, septiembre 30, 2002

Agujas y madrugadas
(Blues en yatextraño sostenido)

Como si todo fuera poco,
como si incendiar el aire
con las llamas de estos besos
no alcanzara:
Necesitamos siempre un poco más
un poco más de nuestros cuerpos enlazados,
siempre un poco más
porque todo tiempo queda corto,
porque las madrugadas vienen a golpear la puerta
cuando menos lo esperamos
y las agujas enloquecen
gritándonos finales.
Siempre un poco más, nena
y siempre un poco más tampoco alcanza.

Habría que ir pensando en otras estrategias,
partir en dos el universo
y quedarnos los dos solos de este lado,
en un lugar donde las agujas nunca avancen,
un lugar donde las madrugadas
se queden suspendidas para siempre.

Y es que al decirte adiós
se hace tan corto el respirar y falta el aire,
se empequeñece el corazón y duele tanto
que no es posible resistir el desamparo
la insoportable sensación de no tenerte.

Y mientras gritamos con miradas
las ganas de seguir jugando eternamente
el universo se hace uno,
desgarrados de amor nos despedimos
y nos vamos a extrañarnos
y a soñar que la proxima vez
no habrá relojes
no habrá madrugadas
que puedan separarnos nuevamente.

sábado, septiembre 28, 2002

Cuando ves llover aunque no llueva
(Cantata de temores en never say never sostenido mayor)

Cuando las calles van y vienen sin sentido,
cuando los miedos muerden la punta de los dedos,

cuando ves llover aunque no llueva,
cuando la música es un grito que no calma,
cuando las palabras se quedan silenciosas,

cuando el mundo parece girar en sentido contrario,
cuando las lágrimas raspan la piel sin acariciarla,
cuando nada es demasiado y todo parece poco,

cuando el sol parece ignorarte,
cuando la noche te aplasta sin sentido,
cuando no hay señales en el aire,

cuando la almohada no soporta tu cabeza,
cuando el corazón galopa solitario fuera de tu pecho,
cuando los ojos intentan ver lo nunca visto,

cuando los sentidos se rebelan,
cuando el desayuno es solamente es un rito,
cuando las cosas cotidianas se retuercen victoriosas,

cuando no hay puertas para abrir,
cuando no hay horizontes que añorar,
cuando los pasados pesan demasiado,
cuando los futuros son reflejos suspendidos en el agua,
cuando los muñecos están guardados en cajas oscuras,
cuando las manos se deshojan tristes,
cuando las piernas duelen de tanto ir a ninguna parte,
cuando la soledad parece derrotarte,
cuando el temor te clava sus puñales oxidados,
cuando la sangre se queda quieta en medio de los órganos,
cuando el pensamiento se desgrana inutilmente,
cuando el pan y el vino no alimentan,
cuando todo es tan gris que pesa,
cuando el cielo se escapa a cubrir otros paisajes,

cuando pasan cosas de estas,

entonces llegás vos (o llego yo)
y los cuandos se revientan
se esfuman y se pierden.

Y nos quedamos solos,
inventando milagros,
palpitando en el aire, llenando los espacios.

Y si vemos llover aunque no llueva
ya no importa,
en este sueño, en este juego,
la lluvia forma parte de la magia.

viernes, septiembre 27, 2002

Por una gota de tus labios
Canción de cuna para despertarte

Minutos de sol
huellas atribuladas
que dibujan el cortorno
de otra espera.

Lejanía temprana
que se estira sobre las agujas
de un reloj que nunca llora.

Y yo paladeo
desde el hueco de una noche solitaria
los preparativos de una fiesta
en la que soy el único invitado.

Por una gota de tus labios,
por un leve roce de tu piel,
por el rumor apaciguado de tu voz,
por la contundente suavidad de tu mirada,
me acurruco en el filo de las horas
a contemplar en paz
la labor infatigable de los sueños
construyendo el puente
que unirá de una vez y para siempre
tu boca
con mis besos.

jueves, septiembre 26, 2002

Sueños persistentes
Cantata in crescendo

Soñé:
     Humedad en la palma de la mano
     y en los ojos fuego
     que acaricia, brasas
     que consumen
     argumentos.

     No hay escaleras
     ni laberintos

     el sol se estira
     sobre el mundo
     arriando nubes nuevas
     liberando inviernos.

     Sobre la palma de la mano
     el fuego traza figuras
     danzantes

     nos reconozco

     el fuego canta una canción
     el tiempo se detiene
     los sueños juegan
     y bailan.

miércoles, septiembre 25, 2002

Caminando por cornisas azules
Balada desnucada tirando a rocanrolito

A cara de perro estoy, extrañandote...
Iván Noble (LCDLQ)


Guardamos la sonrisa en los bolsillos
sacamos otros gestos de la nada,
para reconciliarnos con la nueva espera
robándole a la noche madrugadas

vinimos de jugar con alegría
el mejor partido que jugamos
sin perderle sensaciones a la vida
sin dejar de saborear lo que logramos.

Nos quedamos retratados en un sueño
sin temor al almanaque fugitivo,
ya los días se estiran y es por eso
que vos y yo nos encontramos vivos.

Caminamos la cornisa del encuentro
alimentamos ansias de regreso
no te duermas, amor, mirá mi boca,
en ella están madurando nuevos besos.

martes, septiembre 24, 2002

A veces el tiempo mira para otro lado
Concierto para dos cuerdas que vibran en la misma sintonía, forte, fortissimo

Inventando la magia
se hace magia de la buena,
y supimos ser los mejores magos
del mundo y alrededores,

desde la música
hasta las caricias,
desde el arroz
hasta los gemidos,
desde las ganas contenidas
hasta la consumación de las mejores sensaciones.

Y descubrimos que los escenarios
son solamente escenarios,
que lo importante está en nosotros mismos
fluyendo incesantemente,

con estas simples cosas
mareamos los relojes
derrotamos las horas.

Porque cada caricia y cada beso,
resolvió los laberintos
en los que nos metía el tiempo.
Quedamos libres,
navegando en cosas cotidianas,
destruyendo miedos y prohibiciones

así, simplemente así:
reinventamos la magia.

lunes, septiembre 23, 2002

Sensación ensimismada de esperarte
Sonata cosmogónica y desesperada

El cielo está brillando
unas nubes apenas
agrisan el celeste
se amontonan estáticas
curioseando terrazas

unas flores despiertan
en la maceta larga
se termina el invierno
y las horas no pasan

una grieta inquietante
cruza por la pared
la pintura se cae
y las horas no pasan

allá abajo en la calle
la gente va apurada
parecen muñequitos
y las horas no pasan

la música me envuelve
temas viejos -nostalgia-
cierro un poco los ojos
y las horas no pasan

acomodo otra vez
las cosas de mi casa
me miro los zapatos
y las horas no pasan

sacudo los relojes
les pongo pilas nuevas
algo debe andar mal
pues las horas no pasan

el tiempo es relativo
dicen las malas lenguas
yo pienso que es de goma
y las horas no pasan

trato de no pensar
invento crucigramas
¿puede ser que unas horas
duren más que una semana?

y cuando suene el timbre
el tiempo dará un salto
se calmarán mis ansias
y las malditas horas
echarán a correr
buscando batir récords
se reirán de mí
como ríen ahora.

sábado, septiembre 21, 2002

Cuando despiertes te estaré besando
Balada en Sol ardiente

No importa,
nada importa.

Hoy estuve sembrando besos en tu almohada,
te dormiste susurrando fantasías,
y tu sonrisa partió en cuatro los temores.

No me importa si el sol
anda de farra,
no me importa si la lluvia
está cansada

sólo importa que esta noche nazcan besos
(esos besos que sembré en tu almohada)

Y si me voy
como se van los mediodías,
partiré cuando el reloj grite verdades
y cuando sientas que no sientes nada
mis besos surgirán desde tu almohada

dirás que no es lo mismo,
que no vale,
pero esos besos incrustados en tus labios
te harán reir
otra vez
y entre sueños,
soñarás que estoy durmiendo
a tu lado.

viernes, septiembre 20, 2002

La lluvia no usa pinceles
Oda levemente melancólica, opus te extraño

Llueve,
y las gotas cayendo
ensayan el boceto
de una noche muy triste,

no entiendo a la tristeza,
no se mezcla con las soledades
ni con los dolores
ni con las ausencias.

No entiendo la tristeza,
es simple: no la entiendo.

Te dibuja la lluvia.
Líneas ensortijadas
en el lienzo-cristal
de mi ventana.
Mi mano está caida
tocando el aire hueco
¡ay! ¿dónde estás?
¿dónde estás amor mío?
¿en qué gota te escondes
por qué me cubre el frío?

Nunca me sentí así,
debe ser esta vaga
sensación de naufragio
esta absurda necesidad
de que la lluvia
te dibuje a mi lado,
esta monocromía
que me hace ver tu rostro
sonriendo en mi ventana.

Y es que a veces el alma
no quiere conformarse
con lo mucho que tiene
y siempre pide más
siempre un poco más,
uno llama al dolor
convierte la sonrisa
en gesto taciturno,

brilla tanto la asusencia
que no puede apagarla
ni el recuerdo más grato.

Será una noche larga,
la lluvia pintará las calles y las casas,
vendrá la madrugada devorando las horas
y vos en tu ventana
igual que yo, esperando.

jueves, septiembre 19, 2002

Están llorando los cristales
Neologismo en Mi bemol, piano, piano.

Se acercan las manadas de futuro
tienen los corazones marcados
con un sueño,
y yo practico tiro al blanco
en el espejo
mientras atrapo horas perdidas
y sin dueño.

Decías que jamás me lo dirías,
jugabas a palabras indigentes
y lo que no decías
lo mostrabas,
te subía
hasta los dedos
venía de tu mente.

Hicimos eco en el radar de las sorpresas,
mares de invierno,
madrugadas lentas,
ojos ardiendo
pieles en suspenso,
instintos animales
cargados de deseos,
el misil nos pegó
explotaron las risas
y volaron al aire
junto con mi camisa.

Y la semana pasa
nos lleva de la mano,
miramos azorados
el tiempo en el que estamos,
¿no hay nada en la heladera?
lo que no hay
lo inventamos.

Dejame que te diga
algunos pensamientos,
que agregue otras palabras
al caudal de sucesos.
Están pasando cosas...
¿Se hace muy largo el tiempo?
Los cristales suspiran
lloran rosas de fuego.

Y en el fondo incrustado
de un cuadro con relieves
está mi corazón
latiendo fuertemente,
peluches asustados,
pinturas ya resecas
la mano que se escapa
a rozar tu cabeza.

El amor no es insano
no es malo estar tan locos
yo diría que el tiempo
(que pasa poco a poco)
apurará carruajes,
despertará de insomnios
hasta llegar al punto
donde ya no hay peajes.

Dejame que repita
lo que ya me dijiste,
el amor no es palabra
porque ya lo sentiste.

miércoles, septiembre 18, 2002

Añadidura de la concomitancia
Levemente lluvioso, mejorando hacia el viernes


El agua y el aire, llamaradas frescas
que ilusionan la tarde.
Hablar, hablarte, escuchar, escucharte
dos voces surcando el infinito,
provocan vibraciones que derriten los vidrios.

Espejos rotativos,
relación alevosa,
palabra en la palabra,
y boca sobre boca.

¿Y qué importan los trenes?
¿Qué importan las distancias?
Tenemos la alegría
tenemos las palabras
que van diciendo todo
apurando esperanzas.

Te hice un barquito de papel,
y después te hice un mar
por donde navegarte,
más tarde haré tormentas,
huracanes de besos,
tifones de caricias,
maremotos de ensueños,
y cuando el agua explote,
cuando el viento se calme
te pondré entre mis brazos
recuperando el aire.

Los viernes suenan lindo,
porque son importantes,
tienen voz de milagro
hacen hervir la sangre.

martes, septiembre 17, 2002

Amanecer en Marte
Jiuston: ui jav a problem

Pasa la cantinela de las horas
haciéndole cosquillas al silencio.
¿Dormís?
¿Cumplís promesas tontas?
Si apretás el botonito
no vas a encontrarme
con el corazón congelado
de esperarte.

No me hagas caso.
Los tomates juegan a la rayuela
en el patio de la escuela.

Se hace tarde,
tarde para nada,
amanece en Marte y los marcianos
se preparan para salir
a trabajar,
para las cosas cotidianas.

Pero la nave sobrevuela
otros planetas,
roza las estrellas y las estrellas cantan
luces de colores,
yo no extraño los pájaros,
sólo extraño tus ojos
en este amanecer marciano.

Dije alguna vez una cosa extraña
—no la recuerdo textualmente—
pero esa cosa me persigue,
me muerde los talones,
hago memoria y mi memoria
está llena de vos,
de tus fotos,
alita sonriente,
medias tres cuartos
y una manito que se estira
como queriendo
tocarme en el futuro.

Wish you were here
(siempre lo deseo)
pero Marte está tan lejos
que a veces me mareo.

lunes, septiembre 16, 2002

Alegoría de los rulemanes engranados
Opus 5ta a fondo y guarda con el semáforo

Hay autopistas tan largas
que no llegan a ninguna parte,
hilos de una madeja inconmensurable
donde las abejas
vienen, con sus tarritos de miel
a endulzar paisajes.

El ruido que produce un rulemán
al engranarse
es directamente proporcional
al latir de los corazones
de conductor y acompañante.

Por eso elegimos
el aire, beber el sol que cae
sin dañarse,
las callejas de tierra,
la polvorienta extremidad
de la ciudad que queda lejos,
la inconmensurable melodía
de una colectora
en sábado de no promesas
y festejos.

Y cuando el amor está flotando
te levanta con él
te lleva lejos,
anida en las latitas de cerveza
y desde allí otea alborozado
el milagro cotidiano
de la naturaleza.

¿Qué tienen de misterio
unas bolitas de metal
cuando se ponen viejas?
Si cuando muere un rulemán
se abren todas las puertas,
para que los pájaros
se vayan lejos.

Caballos de metal,
escaleras de metal,
sábanas calientes,
y los pájaros y las abejas
que regresan,
a picotear las pieles
a alborozar sentidos
a remixar milagros
que se creían extinguidos irremediablemente.

Y de una vez por todas
aprendí a volar,
con vos, en vos,
alas compartidas,
aguja que sube,
agregar agua,
porque el agua pugna
por escapar
de esa prisión de plástico.
Volar en el agua,
explotar termómetros
sin doblar la tapa.
Es alegórico, mi amor,
es señal inequívoca
de donde hay que parar
y cuando hay que seguir,
tomar aliento,
alimentar pasión,
jugar con fundamento.
Pasar cada nivel
haciéndonos expertos,
saber qué botón hay que apretar,
poner botones para que el otro
los apriete.

Dar todo lo posible
y también un poco más,
aprovechar cada segundo
porque el tiempo
no nos pertenece.

sábado, septiembre 14, 2002

Hasta las manos
Sonatina en Si Mayor

Cuando la vida me habia dicho
que la oportunidad estaba muerta,
que el cuarto de hora pasó
sin anunciarse,
cuando las espectativas marchitaban
los deseos
y la letal simetría del destino
me ponía la pata en la cabeza:

apareciste vos, encendiendo la noche
derribando los muros del destierro,
pateando las postales
de todas las miserias,
aplacando esa eterna
opresion en el pecho,
aligerando el aire
resolviendo misterios.

No sé en qué estaba pensando,
no sé, ni me interesa,
sólo sé que rompiste
el hechizo diabólico
que me ataba a perderme
los mejores momentos,
esa monocromía
de grises sin sustancia
por donde iba mi vida
dando tumbos errantes.

Entonces me encontré
(al que había perdido)
miré mis manos sucias
mis ropas destruidas
mis ojos apagados
mi piel deshabitada
y supe en ese instante
que aquel no era yo,
que era algo inventado.

Y la sangre fluyó
llenando las arterias;
el cuarto de cerebro
que me habían dejado
arrancó los motores,
mis manos se limpiaron.

Y cuando me miraste
de golpe te metiste
en la prisión de mi alma
mostrándome las llaves
de todos los candados,
abriste una_a_una
las puertas de la cárcel
para dejarme libre,
feliz y enamorado.

viernes, septiembre 13, 2002

Canción para tu siesta
Sol-Fa7+-Do-Re-mi

La madrugada te comió
los ojos de mirarme,
y los sueños inquietos
te llevaron a correr por lugares
donde el cielo explota inexplicablemente.

Estabas cansada, amor,
tan cansada que las sábanas
te acariciaron casi tanto como yo
(en la otra madrugada)

Y aunque los cuerpos ahora giren
en órbitas distintas,
no importan las distancias,
ni la sangre que no hierve.
Yo voy con mi mochila
trajinando viejas calles de Barracas,
y sonrío pensando
que en algún lugar del mundo:
mi muñequita duerme.

jueves, septiembre 12, 2002

El día después
Previsible, inevitable, delicioso


Quería tantas cosas,
y no quería ninguna.
El caso era querer, desear,
ponerse de la nuca,
rayar el suelo con las uñas sucias
y al masticar el sueño
desear que no despierte.

Ahora quiero tantas cosas
y las quiero todas.
El caso es no exigir, no pedir, no rogar,
rasgar la sábana, liberar el cielo,
dejarse resbalar
hacia límites nuevos.

Y quiero por ejemplo:
que la luna haga pis,
que el sapo no reviente,
que el 86 no pare en esta esquina,
que los muertos se rían,
que no lloren los parientes,
y quiero mucho más de aquello que ya tengo.

Pero el reloj me atrapa
con sus zarpas de agujas indecentes.
Me aferro a las patas de la noche
para que no te vayas,
para que se destierren de todo diccionario
esas putas palabras
que quieren separarnos.

No me digas que el sol no te dio el mejor beso,
no me digas que el aire no flotó alrededor
construyendo universos,
no me niegues la risa
ni me niegues la lágrima,
Dame tu primavera
y todos tus septiembres,
dame el péndulo inmovil,
la penumbra insolente,
el reflejo espejado
de tus glúteos de nácar,
dame siempre el sabor
de tus labios ardiendo,
dame el hueco invisible
que habita el pensamiento,
dame el mar y la brisa
la ola que acaricia
esa herida en la arena.
Dame la libertad
de sentirme tan pleno,
dame todas tus noches
(vos sabés lo que quiero)

miércoles, septiembre 11, 2002

La manzana y las temporadas en el infierno
Vivace ma non troppo, tirando a calenturiento


Pude morder la manzana
pero no lo hice,
solamente le pasé la lengua
y la dejé tirada.
Lo cual es peor,
porque mi baba ácida
horadará concienzudamente
la resistencia de la cáscara
hasta llegar al alma entera
de la fruta,
para otorgarle desmayadamente
el veneno inquietante
de los deseos viejos como el mundo,
y el hecho de haber lamido
esa cáscara roja e inquietante
me hace hervir la lengua,
me electriza cada nervio
y cada pensamiento.

Pero es que yo no quería
comer frutos de árboles
con las raíces podridas,
porque ya estoy podrido
de la podredumbre que me rodea
con su olor morado
como uñas de muertos
que pugnan por escapar
de sus paralelepípedas prisiones
de madera y de gusanos.

Yo no quería,
pero ahora quiero.
Voy a morder la manzana
aunque ello suponga arder
eternamente en el infierno.
Al fin y al cabo,
el que te dije
está durmiendo la siesta
y parece que por cien mil años más
no se despierta.
¿Qué?
¿Que él no duerme la siesta ni juega a los dados?
¡Ja!
Se duerme todo el quía,
si no es así:
¿podés explicarme el kilombo en el que estamos metidos?
Y también juega a los dados,
se juega todo en una mano,
total él nunca pierde.
Aunque Albertito diga lo contrario
juega y duerme,
no coge,
porque la tiene tan grande que no le cabe a nadie,
entonces
como siempre gana y nunca la coloca
duerme,
porque no le queda otra.
Pero ya me fui al carajo,
te decía que ahora voy a morder esa manzana,
aunque el universo muera
apagándose todas las putas luces que no sirven para nada.

Como esas luces que entraban por la ventana
a mordizquear la penumbra cómplice
y reparadora de turbios pensamientos,
como las energías que giraban alrededor
formando un torbellino de cristales rompiéndose.
Y todo porque alguien me dijo que a las manzanas
no había que morderlas.
Cháchara vacía de conceptos,
porque ni yo soy Adán ni ella es Eva,
y las serpientes sólo sirven para que la gente
se agolpe frente a los vidrios sucios
de los serpentarios
en zoológicos míticos poblados de animales en pose,
tristes como la gran puta,
helados derretidos en la palma de la mano,
agujas calientes y cervezas derramadas.

Y yo no quiero perderme
ni un segundo del final de los volcanes,
quiero beber esa lava aunque me queme las entrañas,
supurar sensaciones negras
para teñirlas del color que más me guste,
compartir mi veneno,
morir en el mismo grito
que acompasa las esperas.
Voy a morderla,
voy a comerla con esmero,
quiero hacerla durar,
quiero destrozarla y darle tiempo
a saborear la muerte
que precede las resurrecciones,
para que el cielo se caiga
sobre el mundo
y las gaviotas vuelen su último vuelo
cruzando un mar en llamas.
Y si caemos al infierno mala leche.
¿Quién podrá arrancarnos los sabores?
¿Cúantos satanaces harán falta para romper
el abrazo mortal ensimismado de deseos
y placeres?
Y que el otro duerma o se despierte,
no me importa si me ve,
me importa medio comino si le gusta o desaprueba,
yo quiero morder,
necesito morder esa manzana,
necesito sentir en mi boca
la pulpa jugosa
dándole razón de ser
a los pocos dientes que me quedan.

Y si la noche se hace eterna,
si los astros explotan y se apagan
no me importa.
Sólo sé que no podría
vivir un día más
sabiendo que la manzana esta temblando,
                        deseando que la muerda.